Alfredo Piñeres

Considerado el primitivista del Caribe, es el artista popular que muestra la otra cara de Cartagena, esa que refleja la cotidianidad y problemáticas sociales del pueblo.

Piñeres es un artista empírico, nunca estudió en una escuela de arte. Su talento es innato y su propuesta original pues no copia ni ha tenido influencia de otros pintores. Su inspiración es el día a día y en sus lienzos relata una vida en medio de juegos infantiles, procesiones religiosas, el trabajo de sus vecinos, modestas casas y calles destapadas.

Artista prolífico gracias a su inagotable imaginación. En una gran producción de pinturas plasma los elementos de la tradición alrededor de su vida en un barrio de la periferia de Cartagena, donde lo conocen como «Alambrito», ya que, siempre cargaba alambres en el Mercado de Basurto para hacer jaulas para pájaros y trampas para ratones que luego vendía. Fue en el año 2000 cuando su vida tomó otro rumbo al participar en un concurso con dos pinturas «La felicidad que no llegó» y «Dar de comer al hambriento», demostrando que es un hombre nacido para el arte. Su obra se dio a conocer gracias a Eduardo Hernández, curador del Museo de Arte Moderno de Cartagena, y a Norma Uparella, quienes no duraron de su talento y en motivarlo para que se dedicara a la pintura.

Fue seleccionado y premiado en el Salón BAT y en el concurso de pintura BBVA con la obra “César, el todero”, en 2010. El Banco de la República de Bogotá posee 9 obras en su colección. Participó en la exposición de arte latinoamericano de Guatemala y en la Casa Museo del Banco Nacional de Panamá.

El legado artístico de Piñeres se encuentra en países como Japón, España, Irán, Perú, Alemania, Europa, EE. UU, México, Italia y China.